EDUCACIÓN EN PANAMÁ DURANTE EL SIGLO XXI
En la calidad de nuestro sistema educativo está en juego el tipo de país que los panameños deseamos para los próximos años. En la medida en que los niveles de productividad económica, el bienestar social y la capacidad de organizar la convivencia nacional están en función, directa o indirecta, de los niveles reales de educación alcanzados por la población, la definición de las políticas educativas constituye un desafío mayor para los gobiernos y para el conjunto de la sociedad panameña.
Lo democrático, lo participativo de la educación panameña han sido, son y seguirán siendo los valores fundamentales sobre los que descansa el Panamá democrático que hemos construido y que esperamos seguir usufructuando. Sin embargo, los desafíos que plantean las dificultades de nuestro sistema educativo, así como los que, cabe prever, indican que a esos grandes principios fundamentales de la educación panameña debemos integrar tres grandes orientaciones de política educativa de cara a los actuales y futuros desafíos.
El fortalecimiento de la calidad de la educación de este país es un requisito imperioso para que nuestro sistema educativo logre adaptarse a las nuevas demandas en formación que enfrentarán nuestras futuras generaciones.
La mejora de la calidad de la educación debe ser un objetivo permanente de las diferentes líneas de acción de la Educación Pública Nacional. Mantener una sociedad con equidad y cohesión social implica que todos puedan recibir no solamente educación sino que todos reciban educación de calidad. Es esta una herramienta fundamental para evitar la emergencia de nuevos tipos de exclusión material, social y simbólica en una sociedad cuya economía será cada vez más intensiva en el uso del conocimiento como recurso estratégico.
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